Durante los últimos días, Arequipa -precisamente Caravelí-, ha sufrido constantes movimientos sísmicos que han sobresaltado a la población del sur del Perú, pero también han encendido las alertas en el resto de regiones que componen el país. Y no es para menos, el sismo de mayor magnitud ocurrido en la madrugada del 28 de junio, fue de magnitud 7.

Para comprender con claridad qué está ocurriendo en esta zona del país, la Oficina de Gestión del Riesgo y Adaptación al Cambio Climático (OGRAC) sostuvo una entrevista con el Ingeniero Geólogo Juvenal Medina Rengifo, docente en Ciencias de Gestión del Riesgo de Desastres en la Escuela de Posgrado de nuestra Casa de Estudio*.

“Los sismos que están ocurriendo con más frecuencia en la frontera de Arequipa con Ica, corresponde a una zona de interacción de las placas tectónicas, de la dorsal de Nazca con la Sudamericana, dicha zona de colisión es muy particular porque cambia el ángulo de inclinación que tiene la superficie -o zona de subducción-, es más profunda, y hay un cambio de rumbo de la Cordillera de los Andes, lo cual refleja o representa una deformación cortical más de fondo”, comenta Medina.

Además, no debe extrañarnos los movimientos telúricos porque nos ubicamos en una zona de intensa actividad sísmica, por lo tanto, es de esperar que se susciten estos eventos y su frecuencia o proximidad con las magnitudes que se han registrado podrían representar un mecanismo de rupturas seguidas o acumulación excesiva de energía, que va liberándose o buscando acomodarse después de un evento sísmico grande, agrega el especialista.

Siempre alertas

Para nuestro entrevistado, toda la costa peruana está sumergida en la convergencia de placas, por lo tanto, el mecanismo geológico de esta zona es particular pues la costa peruana se divide en tres grandes segmentos: el del sur que inicia en Pisco hacia Tacna, otro segmento importante desde Pisco hacia Chiclayo o Piura, por último, desde Piura hacia el norte. Estos tres grandes segmentos, son zonas de fricción de las placas tectónicas que van determinando el comportamiento sísmico de nuestro país.

Asimismo, lo que nos toca a todos los peruanos y a todas las personas que vivimos en el país, es asumir la conciencia del riesgo sísmico con el cual tenemos que convivir y adaptarnos. No olvidar que nos encontramos en una zona de alta sismicidad, existe el riesgo latente y esto debe trasladarse a una buena práctica con relación a los sismos.

“Es decir, incorporar en nuestro modo de vida la presencia de estos eventos sísmicos, adecuarnos desde la forma de construir, cómo ocupamos los espacios, los diseños en la ciudad y todo aquello que nos permita crear condiciones seguras frente a estos eventos sísmicos recurrentes”, dice Medina.

En cuanto a las normas y reglamentos de construcción y las destinadas para probar proyectos de edificación o cualquier otro proyecto de ingeniería, deben ser riguroso para exigir el cumplimiento de un nivel de sismo resistencia en los diseños y en los mecanismos o procesos constructivos, pensando que en cualquier momento podemos tener un evento superior a ocho grados de magnitud.

Prevenir y no lamentar

Las lecciones aprendidas en Chile, donde se vivió un gran terremoto, sirven para adoptar un cumplimiento adecuado de las normas sismoresistentes, situación que en nuestro país falta trabajar por la informalidad, en ese sentido se debe contribuir y apoyar a la sociedad en crear y desarrollar una cultura de prevención.

“Donde seamos conscientes que tenemos un escenario de riesgo al frente y ser consecuentes con implementar las medidas de seguridad correspondientes a nuestra forma de vivir, de acuerdo con ello, los sismos ocurrirán, pero no tendrán los efectos tan dañinos como en el pasado, de esa manera no tendremos muchas pérdidas que lamentar”, finaliza Medina.

 *Es miembro del Consejo Directivo del Centro de Estudios y Prevención de Desastres (PREDES), además ha ocupado altos cargos en el Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción del Riesgo de Desastres, en la Presidencia del Consejo de Ministros y el Instituto Nacional de Defensa Civil, entre otros.